viernes, 18 de junio de 2010

Políticas de desarrollo sostenible

INTRODUCCIÓN

En este documento el equipo analiza someramente los principios que se exponen en la Carta a la Tierra, y en cada uno de los puntos de vista de los compañeros se tiene la conciencia de que dichos principios, son una referencia para orientar a cada organización y ser humano que habita el planeta y que comience a trabajar en el establecimiento de estrategias para que ponga en acción todas las propuestas, objetivos; y por qué no; sueños, que van encaminados hacia un bien común.
Y como dice el compañero Eduardo Celis, sería imposible no estar de acuerdo con todos esos principios, que busca la conservación de nuestra Tierra, el problema más que nada es que todo queda en eso, buenas intenciones, y falta que cada nación y cada ser humano convierta dichos principios en un compromiso oficial y no solo un documento de buena voluntad.
Para llevar a cabo estas aspiraciones, debemos tomar la decisión de vivir de acuerdo con un sentido de responsabilidad universal, identificándonos con toda la comunidad terrestre, al igual que con nuestras Comunidades locales.
Somos ciudadanos de diferentes naciones y de un solo mundo al mismo tiempo, en donde los ámbitos local y global, se encuentran estrechamente vinculados. Todos compartimos una responsabilidad hacia el bienestar presente y futuro de la familia humana y del mundo viviente en su amplitud.
El espíritu de solidaridad humana y de afinidad con toda la vida se fortalece cuando vivimos con reverencia ante el misterio del ser, con gratitud por el regalo de la vida y con humildad con respecto al lugar. (Carta de la Tierra)
Ahora veamos los cuestionamientos que se nos presentan y en los que externamos algunas opiniones y argumentamos con documentos para soportar dichas opiniones:
¿Cuál es el compromiso general de la Carta de la Tierra?

Respeto y Cuidado de la Comunidad de la Vida.
Integridad Ecológica
Justicia Social y Económica y
Democracia, no violencia y paz
Podemos expresar que esta carta trae consigo toda la intención de inculcar y promover en el ser humano los valores correspondientes para construir una comunidad global sostenible; esto es, garantizar todos los recursos que la tierra nos ofrece para un futuro y a su vez el poder disfrutarlos de manera conciente y responsable. Así mismo es unir a las personas para crear una sociedad global sostenible fundada en el respeto hacia la naturaleza, los derechos humanos universales, la justicia económica y una cultura de paz. En torno a este fin, es imperativo que nosotros, los pueblos de la Tierra, declaremos nuestra responsabilidad unos hacia otros, hacia la gran comunidad de la vida y hacia las generaciones futuras.
A través del surgimiento de una sociedad civil global, está creando nuevas oportunidades para construir un mundo democrático y humanitario. Nuestros retos ambientales, económicos, políticos, sociales y espirituales, están interrelacionados y juntos podemos proponer y concretar soluciones comprensivas.
Para aspirar a una forma de vida sostenible, como un fundamento común mediante el cual se deberá guiar y valorar la conducta de las personas, organizaciones, empresas, gobiernos e instituciones transnacionales.
¿A qué responde este compromiso?
A la necesidad de Asegurar que los frutos y la belleza de la Tierra se preserven para las generaciones presentes y futuras. Reconocer que la libertad de acción de cada generación se encuentra condicionada por las necesidades de las generaciones futuras y que se pueda transmitir a estas generaciones valores, tradiciones e instituciones, que apoyen la prosperidad a largo plazo, de las comunidades humanas y ecológicas de la Tierra.
La declaración contiene un planteamiento global y conciso de los retos del planeta, así como propuestas de cambios y de objetivos compartidos que pueden ayudar a resolverlos. Está redactada en un estilo accesible y positivo.
Aunque abarca muchas áreas de atención y de detalle, su resumen es muy simple: todos somos uno. La Carta llama a la humanidad a desarrollar una visión universal y de conjunto en una coyuntura crítica de la historia.
La Carta de la Tierra no pretende ser la única respuesta posible a los problemas actuales de la humanidad, y tampoco ser exhaustiva. No obstante, al tener un contenido consistente, trabajado, fruto de un diálogo internacional muy amplio, goza de aceptación generalizada.
Por ello la Carta de la Tierra es ante todo una declaración solidaria, que habla de responsabilidad global, no sólo de ecología o sostenibilidad ambiental. Es lógico que en la sociedad haya aspiraciones, perspectivas y visiones diferentes, de acuerdo a cada sector. La Carta llama a sobrepasar esas diferencias y a encontrar puntos de convergencia que aseguren el bienestar colectivo.
En definitiva, la Carta de la Tierra trata de proporcionar una base ética y democrática para la sociedad global del siglo XXI, sobre la convicción de que hay otras formas de globalización más allá de la pura lógica económica y del beneficio a cualquier precio.
El documento es una llamada de atención sobre la mentalidad irracional y egocéntrica de unos pocos, pero influyentes, que junto con la pasividad de la mayoría, está produciendo estragos sociales y ambientales a tal escala que se está poniendo en peligro el futuro de la humanidad.
La declaración hace ver que se puede vivir y disfrutar en la Tierra sin destruirla y sin causar daño a las comunidades y seres vivos que la habitan. "El proceso requerirá un cambio de mentalidad y de corazón", afirma el texto final de la Carta.
¿Estás de acuerdo o en desacuerdo con cada principio? Explicar por qué. Si se está en desacuerdo, esbozar y argumentar tu posición.
En general todos los principios son muy valiosos pero en realidad el que nos parece más congruente y preventivo no curativo es el de evitar dañar como el mejor método de protección ambiental y cuando el conocimiento sea limitado, proceder con precaución ya que muchas veces `por ignorancia desconocemos el daño que le hacemos el medio ambiente.
Tomar medidas para evitar la posibilidad de daños ambientales graves o irreversibles, aun cuando el conocimiento científico sea incompleto o inconcluso y por precaución actuemos con cautela.
Imponer las pruebas respectivas y hacer que las partes responsables asuman las consecuencias de reparar el daño ambiental, principalmente para quienes argumenten que una actividad propuesta no causará ningún daño significativo.
Evitar actividades militares que dañen el medio ambiente como las pruebas nucleares que afectan tanto nuestra naturaleza.
Al ser la Carta de la Tierra una declaración internacional de visiones y principios para un comportamiento sostenible y solidario en este siglo, es normal que se produzcan debates o discrepancias en algunos puntos.


Los principales temas de controversia:
La ecología en la Carta. Su concepto en la declaración es más amplio y sincero de lo que ha sido habitual hasta el lanzamiento de ésta en el 2000. No es una cuestión trivial, habida cuenta de que la ecología es el pilar fundamental de la Carta de la Tierra.
El alcance de la Carta: qué es y qué no es la Carta de la Tierra. Hay opiniones para las que el documento se queda en posiciones excesivamente genéricas, y debería ser más preciso en propuestas y medios a emplear. Otras apreciaciones recelan de cualquier concreción de la Carta como lesiva para la libertad personal.
Las religiones, la ética, lo espiritual en la Carta. Por primera vez en un documento civil internacional, se reconoce la importancia de la dimensión espiritual de la vida. La Carta ha suscitado elogios de líderes religiosos como el Papa Juan Pablo II o el Dalái Lama. A la vez ha sido objeto de descalificaciones por parte del conservadurismo radical.
Otros temas de debate, más concretos: la posición de la Carta respecto a las discriminaciones sociales por motivos de género o de orientación sexual, respecto al aborto, y respecto a las políticas de planificación familiar.
La ecología en la Carta
Un concepto amplio de lo ecológico y lo sostenible
La idea tradicional de la ecología se ha referido a la preservación del medio ambiente, es decir, al respeto y a la racionalidad en el uso de los recursos naturales.
El concepto de sostenibilidad, tal como fue introducido por el Informe Brundtland en 1987, une la ecología a los factores económicos y sociales del desarrollo. Desde entonces lo ecológico, que es la base de lo sostenible, ya no será sólo un asunto técnico.
A partir de la Carta de la Tierra se dan dos pasos más allá en el concepto de sostenibilidad:
Por un lado, la ecología se orienta no sólo hacia la utilización sensata de los recursos naturales, sino también hacia el cuidado benévolo y compasivo de todos los seres vivientes que forman la comunidad de la Tierra.
Por otro, sigue teniendo en cuenta la justicia social y el desarrollo económico como factores que conforman junto con ella la sostenibilidad, pero abarca también factores culturales y éticos en esta nueva idea de lo sostenible.
Por ello la Carta no considera la ecología sólo como una técnica para manejar recursos escasos, sino sobre todo como un nuevo modelo para relacionarse con la naturaleza, viendo cómo "todos los seres conectados entre sí" forman un sistema inmenso y complejo.
La declaración asume así las cuatro grandes tendencias del discurso ecológico: ambiental, social, profunda, e integral.
Una ecología puramente técnica o puramente política también puede cometer disparates, y de hecho los cometen. Es necesaria una óptica más amplia.
En la visión del documento las cuatro ecologías son convenientes y mutuamente complementarias.
Todas ellas están bien reflejadas de forma conjunta en el Preámbulo, y más específicamente en otras partes de la Carta, de forma imbricada unas con otras:
Ecología ambiental
Busca corregir a través de soluciones jurídicas, económicas, tecnológicas, etc. los excesos de la voracidad del proyecto industrial mundial, que siempre implica altos costes ecológicos.
Es una visión técnica de los problemas, centrada en solucionar su aspecto material, inmediato.
El capítulo II de la Carta la recoge ampliamente.
Ecología social
Considera los problemas ecológicos como manifestaciones de conflictos y carencias sociales.
Se ocupa por ello de impulsar el desarrollo social, atender los problemas demográficos, erradicar la pobreza, promover unas relaciones humanas y laborales justas, la salud, la educación, el bienestar social y la dignidad humana.
Es una visión sociológica y política, que busca hacer frente al desequilibrio ecológico con una actitud solidaria: la ecología no tiene que ver sólo con el medio ambiente, sino con el ambiente entero.
Aparece sobre todo en los capítulos III y IV de la Carta.
Ecología mental
La ecología profunda (deep ecology), también llamada ecología mental, sostiene que los problemas ecológicos se deben al tipo de mentalidad todavía hoy generalizada.
Esta mentalidad, explotadora, dominadora y ególatra, conduce a la guerra, a la violencia, a la discriminación. Respecto a la Tierra, se traduce en una sociedad antropocéntrica, centrada en el ser humano como única referencia, como rey/reina absolutos del universo, y por tanto en inevitable conflicto con los demás seres vivos y con la Tierra.
Por ello esta corriente propugna un cambio cultural, hacia una mentalidad biocéntrica: el hombre siempre en armonía con la vida, con la naturaleza, no sobre ella ni fuera de ella, al mismo nivel que las demás personas y seres vivos. Es una propuesta ecológica de fraternidad planetaria, que se centra en la forma de pensar y de vivir. San Francisco de Asís podría representarla perfectamente.
Ecología integral
La ecología integral considera al planeta Tierra y a la humanidad como una comunidad con un destino común, como "parte de un vasto universo evolutivo". Es la percepción de la Tierra que nos transmiten los astronautas desde el espacio exterior: desde allí no hay diferencia entre la Tierra y la humanidad. Son - somos - lo mismo, y sin duda parte de un todo que es el cosmos intergaláctico, el universo.
Da una perspectiva cósmica, y su propuesta es de ir hacia una percepción holística o de conjunto: todo tiene que ver con todo, todo está interconectado, todos hemos de cuidar de todos, sin excluir de este cuidado al espacio exterior.
Es la visión que subyace en todo el documento, y especialmente en el último de los principios de detalle, que afirma:
"la paz es la integridad creada por relaciones correctas con uno mismo, otras personas, otras formas de vida, la Tierra y con el todo más grande, del cual somos parte"
El alcance de la Carta
Lo espiritual y las religiones en la Carta
El texto apenas habla de religiones: no es su objetivo. Lo hace algo más respecto a temas espirituales, independientemente de adscripciones a religiones concretas.
La Carta ha sido atacada desde posiciones religiosas de ultraderecha, especialmente en lo relativo a la consideración de lo espiritual y de Dios en la Carta, a los paralelismos entre ella y la "New Age", y al tratamiento que se da a la Tierra en el documento.
Esas opiniones, muy minoritarias, han tratado de descalificar la Carta en base a un disparatado y supuesto carácter "materialista" y "pagano" de la declaración, afirmación bastante cómica en sí misma en los tiempos que corren, y que es fácil ver que no tiene fundamento alguno.
Lo espiritual
Una aportación fundamental de la Carta de la Tierra es que, por primera vez en un documento civil de ámbito mundial, se reconoce la importancia de la dimensión espiritual de la vida:

o "nuestros retos ambientales, económicos, políticos, sociales y espirituales están interrelacionados" (Preámbulo de la Carta)
o vivir con "reverencia ante el misterio del ser, gratitud por el regalo de la vida y humildad con respecto al lugar que ocupa el ser humano en la naturaleza" (íd.)
o "afirmar la fe en la dignidad inherente a todos los seres humanos y en el potencial intelectual, artístico, ético y espiritual de la humanidad (Principio 1.b)
o ”reconocer y preservar … la sabiduría espiritual en todas las culturas” (8.b)
o "defender el derecho de todos, sin discriminación, a un entorno natural y social que apoye la dignidad humana, la salud física y el bienestar espiritual" (12)
o "afirmar el derecho de los pueblos indígenas a su espiritualidad" (12.b)
o "proteger y restaurar lugares de importancia que tengan un significado cultural y espiritual" (12.d)
o "reconocer la importancia de la educación moral y espiritual" (14.d)
o "las artes, las ciencias, las religiones ... están llamadas a ofrecer un liderazgo creativo" (Texto final)
Las religiones
El texto de la Carta afirma una y otra vez muchos de los ideales de las grandes tradiciones religiosas de la humanidad: tolerancia, compasión, amor, justicia, paz, cuidado de los pobres, conservación ambiental. Asimismo el documento apoya firmemente el respeto hacia la diversidad cultural y religiosa.
La Iniciativa de la Carta de la Tierra exhorta a todas las culturas y religiones a adoptar las recomendaciones de la Carta sobre el respeto y el cuidado de todos los pueblos y de la gran comunidad de la vida. Multitud de organizaciones, escuelas y comunidades religiosas han dado su adhesión a la Carta. Entre los líderes internacionales de la Carta hay varios directamente vinculados a confesiones religiosas concretas.
La Carta ha recibido elogios de destacadas personalidades religiosas, como el Papa Juan Pablo II o el Dalai Lama.
Juan Pablo II envió su felicitación personal a Mijaíl Gorbachov sobre la Carta de la Tierra, con ocasión de la presentación de la Carta en 2001 en Urbino (Italia):
"Su Santidad - escribe el arzobispo sustituto de la Secretaría de Estado vaticana - le expresa su satisfacción por un trabajo bien hecho en la defensa de nuestra herencia medioambiental, y alienta sus meritorios esfuerzos (…) por inculcar en el futuro un respeto cada vez mayor por los recursos del planeta, dados por Dios para que cada persona pueda vivir una vida digna”
finalizando el mensaje enviándole “su saludo y su bendición”.
Una salutación en la misma línea fue enviada por el Dalái Lama durante los trabajos de redacción de la Carta.
En base a declaraciones de Gorbachov, tres años antes de la aprobación de la Carta de la Tierra, sobre la necesidad de una especie de decálogo internacional para el medio ambiente, se ha dicho que la Carta pretende sustituir a las actuales religiones. Gorbachov se refería, evidentemente, a lo ecológico y a lo social, no al ámbito personal:
"Necesitamos un nuevo código internacional sobre el medio ambiente fundamentado en una carta sobre la Tierra, una proclamación similar a la Declaración de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas ...”
“No hagas al medio ambiente de otros lo que no quieras que se haga a tu propio medio ambiente …”
“ Mi esperanza es que esa carta sea una especie de "diez mandamientos", de "sermón de la montaña" que proporcione una guía para el comportamiento humano hacia el medio ambiente en el nuevo siglo y sucesivos"

La Carta no menciona en ningún lugar las creencias personales. No puede ni quiere reemplazarlas, ni siquiera en lo ético, porque no es su función y porque las respeta absolutamente. Son asuntos de la esfera privada de cada persona.

Dios
La Carta de la Tierra - que desea ser útil para gentes de todas las fes y culturas - no hace referencia a Dios debido a que muchas personas no participan de esta creencia y a que además tradiciones religiosas importantes (budismo, por ejemplo) y muchos humanistas no utilizan este tipo de lenguaje. Además el ámbito de la Carta no es el religioso ni el de la fe personal.
Quienes profesen creencias de tradiciones cristianas, islámicas, hindúes o judías, entre otras, pueden interpretar la cita respecto a “la reverencia ante el misterio del ser” como “la reverencia ante Dios”. Otras personas o grupos no lo harán así. Las dos posturas son legítimas, desde la óptica de la Carta, que quiere ser válida para ambas partes.
La referencia de la Carta “al todo más grande, del cual somos parte” ha sido traducida por algunos como alusión a un posible panteísmo filosófico. Si la palabra “todo” se hubiera escrito con mayúscula en ella, podría haber dado pie a ese tipo de especulaciones. No es el caso. Claramente, la Carta se refiere aquí al universo. Su campo de proyección no es el filosófico.
New Age
New Age o Nueva Era es un concepto mediático que alude a un amplísimo conjunto de experiencias y corrientes espirituales y culturales, totalmente heterogéneas, que surgieron a partir de la década de los 60 en Norteamérica, así como a lo largo del siglo en muchos países occidentales.
Sus orígenes son muy dispares. Se caracterizan por una profundización personal del sentimiento espiritual, frecuentemente al margen o en los límites de las estructuras religiosas tradicionales. Hay quien ha definido este fenómeno como un "reencantamiento de la vida" o un "reencuentro con nuestro ser real".
No es fácil trazar sus rasgos comunes. Podrían serlo que sus objetivos son el crecimiento interior, el desarrollo psicológico y personal, la vivencia de lo divino, la búsqueda de la iluminación o despertar espiritual, la solidaridad, la ayuda, la compasión, el amor, el respeto a la naturaleza, la responsabilidad por el medio ambiente, etc.
A la vista de estas características, parece evidente que estas tendencias espirituales actuales están en línea con la visión de la Carta, aunque van mucho más allá que el documento, que no entra en modo alguno en la esfera interior de las personas.
La Carta es neutral respecto a estas experiencias y tendencias, como lo es respecto a cualquier otra tradición o movimiento espiritual.
Gaia
La declaración enseña el respeto hacia la naturaleza y la Tierra, como hogar de la comunidad de la vida. No promueve ningún tipo de deificación o veneración de la Tierra. Escribe en mayúscula el nombre de la Tierra porque así se hace con todos los planetas, no por otra razón.
El uso del nombre de la Tierra evoca la imagen del planeta en el espacio, tal como lo captan las fotografías de los astronautas. Esta imagen de la Tierra, como un planeta relativamente pequeño, hermoso y frágil que flota en el espacio, promueve actitudes de respeto y cuidado.
Es frecuente hoy considerar a la Tierra como un planeta vivo dotado de mecanismos sofisticados de autorregulación. Se la suele denominar Gaia, nombre dado por el biólogo James Lovelock al formular sus hipótesis en 1969, referidas exclusivamente a los aspectos biológicos de la biosfera. En línea con estas hipótesis, la Carta afirma que "la Tierra, nuestro hogar, está viva con una comunidad singular de vida".
Otras opiniones van más allá y ven al planeta como un ser consciente y divino. Es un poco la idea de la Madre Tierra común a muchas tradiciones religiosas indígenas y a religiones orientales.
La Carta de la Tierra respeta todos estos puntos de vista, pero una vez más no se pronuncia al respecto.
Las polémicas sobre lo espiritual
En realidad, todas estas controversias sobre cuestiones espirituales en la Carta son un tanto artificiales. Aunque legítimas, responden preferentemente a coordenadas ideológicas de una minoría fundamentalista y radical, no a problemas o situaciones reales de las personas.
Desvían, además, deliberadamente la atención fuera de la finalidad esencial del documento: lograr un mundo sostenible, solidario, libre, justo y pacífico.
La declaración es un texto lleno de sentido común, elaborado para ser útil a toda la humanidad en estos tiempos críticos. No se ha hecho para alimentar polémicas doctrinales ni etéreas discusiones sin sentido, sino para ayudar a resolver problemas muy concretos e inaplazables.
Otros temas de debate
Discriminaciones debidas al género o a la orientación sexual
¿Permite la Carta de la Tierra discriminaciones a las personas según su género o su orientación sexual? Es claro que no. Se opone frontalmente a ellas e invita a eliminarlas, así como también cualquier otra basada en la raza, el color, la religión, el idioma, o el origen nacional, étnico o social (12.a).
La Carta proclama una y otra vez la equidad de género y los derechos humanos de las mujeres y las niñas, promueve su participación activa en todos las aspectos de la vida y la sociedad (11.b), y exige "terminar con toda la violencia contra ellas" (11.a). Afirma a la vez que es necesario "fortalecer las familias y garantizar la seguridad y la crianza amorosa de todos sus miembros" (11.c).
Además, las comunidades deben garantizar los derechos humanos y las libertades fundamentales, y brindar a todos, sin excepción, la oportunidad de desarrollar su pleno potencial (3.a). La Carta, igualmente, promueve la protección de las personas vulnerables y el desarrollo de sus capacidades y aspiraciones (9.c), y afirma la fe en la dignidad de todos los seres humanos (1.b).
Esto atañe directamente a bastantes países que todavía mantienen legislaciones represivas e inadmisibles respecto a las mujeres, y muchos más aún respecto a la homosexualidad.

El problema se plantea muy específicamente respecto a situaciones en que instituciones religiosas u otras organizaciones defienden su derecho a restringir determinadas oportunidades internas para homosexuales y lesbianas.
Este tipo de limitaciones intrareligiosas no son nada nuevo, como tampoco lo son las basadas en el género.
De hecho, las mujeres han sido históricamente y todavía siguen siendo objeto de severas discriminaciones por parte de casi todas las tradiciones religiosas.
La ética detrás de todas estas clases de restricciones es un tema de continuo debate, no tanto por su racionalidad como por la influencia, todavía considerable, del pasado.
Desde la perspectiva de la Carta de la Tierra, y según ha afirmado su Consejo, tendrá que haber razones éticas de mucho peso para tolerar una discriminación de esta clase en cualquier institución.
Aborto
El primer principio de la Carta abarca el aspecto imperativo de “respetar la vida en toda su diversidad”. Este principio también afirma que “toda forma de vida, independientemente de su utilidad, tiene valor para los seres humanos”.
El objetivo de la reproducción responsable, según la Carta, deberá lograrse mediante la igualdad de género, la habilitación de las mujeres y el acceso universal a los servicios de salud (7.e), de manera tal que se respeten los derechos y libertades fundamentales de la humanidad.
En el marco de estos principios, lo más que afirma la declaración es que diferentes comunidades y culturas podrán adoptar enfoques también diferentes para proporcionar servicios de salud y para el fomento de la salud reproductiva y la reproducción responsable.
Las políticas demográficas de control de la natalidad
El principio 7 de la Carta hace un llamamiento a la aplicación de patrones de reproducción humana responsable, que sean sostenibles y “salvaguarden las capacidades regenerativas de la Tierra”. Seguidamente afirma que los mismos deberán aplicarse de forma tal que salvaguarden los derechos humanos.
La Carta no utiliza nunca, ni siquiera con sinónimos, los términos “control de la población” o “control de la natalidad”. Es profundamente respetuosa de los derechos y libertades fundamentales, sin los cuales no tendría sentido.
La Carta de la Tierra, pues, se opone con claridad a cualquier método coercitivo para regular o controlar el crecimiento de la población, y por tanto a las políticas demográficas en ese sentido. Por tanto, sí a la vida.
¿Crees que los principios de la Carta de la Tierra cumplen adecuada y efectivamente con la meta de describir el camino hacia una “sociedad global sostenible?
Si, aunque falta mucho por hacer sobre todo en lo que respecta a la comunicación de los medios masivos, gobierno etc. Es una necesidad contribuir a una buena educación a nivel nacional, entendida como una transmisión del conocimiento, la comprensión, el saber hacer y la capacidad de convivir con otros, para lograr superar la pobreza e inequidad que afecta a millones de hombres, mujeres, jóvenes y niños en nuestro planeta.
El cumplimiento de esta afirmación es la única vía, es el único camino para seguir avanzando hacia el desarrollo sostenible, la democracia y la paz a partir de ir sembrando valores humanos y valores ambientales para la conservación del planeta.
¿Por qué sí o por qué no?
Si, porque los hombres y mujeres de hoy asumimos una responsabilidad con las futuras generaciones. No respetar la naturaleza implica un hecho de irresponsabilidad e injusticia con la propia especie humana.
Tenemos deberes ecológicos que cumplir, que implica prudencia, templanza, tolerancia, preservación, protección, comunicación y mucho amor por el ser humano, porque la tarea de orden es desarrollar la cultura ambiental, de paz y solidaridad.
¿Qué cambiarías en el mundo, qué reformas instituirías para que la Carta de la Tierra adquiera carácter de obligatoriedad, que se vuelva una norma para establecer políticas públicas?
El gobierno por su parte tiene mucho que contribuir con el desarrollo sostenible porque de él depende en gran manera la concientización del pueblo y el manejo de las políticas públicas. Desde la perspectiva de una comunicación educativa competente, es posible contribuir a establecer una ética ambiental que ayude a educar al ciudadano en formar una conciencia ambientalista que le permita, el respeto por la naturaleza, aprender a convivir con la naturaleza con bases sustentables para el presente y para el futuro.
CONCLUSIÓN
Uno de los principales problemas al cual nos enfrentamos hoy en día es el hacer conciencia de la parte que nos toca a cada quien pero si bien es cierto que para lograr un cambio en la sociedad es importante el concientizar a las personas es importante la creación de normas pero que en verdad se cumplan por los ciudadanos ya que solo un porcentaje muy pequeño es el que en realidad se preocupa se necesita la participación de todos para poder lograr un cambio radical y eso desgraciadamente solo se logra con la creación de nuevas leyes que nos obliguen a cuidar de nuestro medio ambiente.
El proceso requerirá un cambio de mentalidad y de corazón; requiere también de un nuevo sentido de interdependencia global y responsabilidad universal. Debemos desarrollar y aplicar imaginativamente la visión de un modo de vida sostenible a nivel local, nacional, regional y global. Nuestra diversidad cultural es una herencia preciosa y las diferentes culturas encontrarán sus propias formas para concretar lo establecido. Debemos profundizar y ampliar el diálogo global que generó la Carta de la Tierra, puesto que tenemos mucho que aprender en la búsqueda colaboradora de la verdad y la sabiduría. La vida a menudo conduce a tensiones entre valores importantes los cuales que no serán llevados a cabo si no se hace conciencia de los mismos.
Creo que en esta lucha por conservar nuestro medio ambiente y nuestro hogar no hemos hecho gran cosa ya que solo lo hablamos pero no existen acciones que en verdad nos lleven a un cambio radical en nuestra forma de vida y si no lo logramos en muy poco tiempo nos vamos a enfrentar al resultado de no tomar cada quien la parte que nos corresponde en este proceso de cambio.

BIBLIOGRAFÍA
Carta de la Tierra, Miembros del Consejo Directivo de la Iniciativa de la Carta de la Tierra, (2005)
Enlaces externos
Carta de la Tierra en formato pdf (en español)
Plataforma CEP Marbella - Coín (España). Abundante y excelente material educativo de La Carta de la Tierra.
Leonardo Boff - Sitio personal (en español)
Fundación Cultura de Paz (Federico Mayor Zaragoza) – Sitio oficial
Sarvodaya – Sri Lanka (A. T. Ariyaratne) - Sitio oficial
Green Cross International (Mijaíl Gorbachov) - Sitio oficial
Naciones Unidas - Sitio oficial
Carta de las Naciones Unidas
La Carta de la Tierra - Centro Tabasco - Sitio educativo (español). Una versión didáctica interactiva de la Carta de la Tierra.

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